Conectando los océanos Atlántico y Pacífico, el Canal de Panamá, con una longitud de 80 km, es uno de los mayores proyectos de ingeniería del siglo pasado.
Las esclusas en ambos extremos se utilizan para elevar y bajar el nivel del agua hasta 26 metros: los barcos que ingresan al canal son elevados y luego descendidos al nivel del mar al salir. En condiciones normales, el canal maneja hasta 14,000 embarcaciones al año, lo que lo convierte en uno de los pasos marítimos más transitados del mundo.
Los satélites Copernicus Sentinel-1 llevan instrumentos de radar que proporcionan imágenes de la superficie terrestre en cualquier condición climática, de día o de noche, lo que los hace ideales para monitorear el tráfico marítimo.
Además del rastro claro del tráfico marítimo en el canal, también es visible el tráfico en el Lago Gatún, el gran cuerpo de agua negro y dentado en el centro de la imagen.
El Lago Gatún fue creado mediante la construcción de una represa en el río Chagres hacia el norte, donde el río, que desemboca en el mar Caribe, se aprecia como una línea negra serpenteante. El agua del lago ayuda a mantener las esclusas en funcionamiento. Sin embargo, durante 2023, Panamá experimentó una de las temporadas más secas registradas, lo que afectó significativamente el suministro de agua dulce necesario para llenar las esclusas.
Esta grave sequía obligó a la Autoridad del Canal de Panamá a reducir gradualmente el número de barcos que ingresan al canal, pasando de un promedio diario de 37 a un máximo de 31 al día. Esto impactó tanto el tráfico marítimo como la economía local y global, y sus efectos continúan sintiéndose en 2024.
Créditos: Contiene datos modificados de Copernicus Sentinel (2020-2022), procesados por la ESA.